Del árbol a tu mesa. Un lujo ¿verdad? Algo que sólo pueden disfrutar los agricultores o aquellos que, por hobby, tienen un pequeño terreno con algún tipo de plantación para consumo propio. Pues no, resulta que ahora podemos tenerlo todos. Ahora en esta empresa podéis comprar naranjas y mandarinas y tenerlas en casa casi inmediatamente y llegan sin pasar por intermediarios ni distribuidores, del árbol a tu mesa.
Si pensamos sobre todo en establecimientos de hostelería puede ser todo un beneficio contar con esta empresa llamada Naranjas Al Día porque puede aportar calidad a todos los platos cocinados con ese cítrico y si hablamos ya de desayunos y meriendas con zumos de naranja ni te cuento cómo puede cambiar la cosa.
Hay una cosa que tenemos que tener clara como el agua, lo natural siempre es mejor. Podemos comer sandías en enero, o alcachofas en agosto, pero la realidad es que no es temporada de esos productos y aunque estén cultivados en invernadero y tratados con los mejores productos de siembra del mercado nunca serán iguales que aquellos que han crecido naturalmente y llegan a tu casa intactos, sin químicos ni productos que manipulen su esencia.
La sociedad cada día está más concienciada con todo esto y por eso los establecimientos que ofertan productos ecológicos están actualmente en auge. El mundo de las modas influye muchísimo también y ahora, entre la alta sociedad, sobre todo entre las mujeres de la alta sociedad, se ve muy bien eso de cuidarse, mantenerla línea y, sobre todo, ser natural y ecológica. De hecho conozco a una chica, la mujer de mi jefe, que tiene unos 35 años y que es capaz de irse a comer a restaurantes carísimos donde no tiene claro si le va a gustar la comida que ofrecen sólo porque son ecológicos y están de moda.
Una vez llegó a la oficina a ver a su marido sobre las 11 de la mañana bebiendo un líquido entre morado y granate a pequeños sorbos de una pajita transparente. No pude evitarlo, le pregunte. Resulta que era zumo antioxidante y mineralizante de lombarda y remolacha. Yo nada más oírla decir aquello me entraron ganas de vomitas. No porque no me gusten esas verduras, al contrario, me encantan, sino porque pensar en beberme su jugo a palo seco me provocaba arcadas. Me preguntó si quería probar y yo, muy educadamente, denegué el ofrecimiento a lo que ella añadió: “la verdad es que no está muy bueno pero se supone que tiene muchos beneficios para la salud”.
A ver… retrocedamos ¿Se supone? ¿Cómo que se supone? ¿Me estás diciendo que te estás bebiendo un zumo asquerosos que no te gusta sólo porque “se supone” que tiene beneficios para la salud? ¡Venga hombre por favor! ¿Estamos locos? ¿Hasta dónde va a llegar el pijerío aquí?
Ahora mismo, por ejemplo, está muy de moda el “Plan Detox” que incluye hacer ejercicio 3 veces por semana, comer sano y beber zumos verdes. Ya no te dicen ni de qué tiene que ser el zumo, sólo que sean verdes. Vamos, que si me hago un zumo de naranja y le pongo tinte alimenticio de color verde vale ¿no? Estaré a la moda…
Sinceramente, yo veo muy bien y aconsejo a los establecimientos de hostelería que se sumen al proyecto de alimentos de calidad y vida sana y ecológica que hay ahora mismo en la sociedad y está tan en auge pero toda esta tontería de los zumos verdes y demás me parece una moda absurda que no ayuda nada a nuestro organismo.