En mi bloque de piso tenemos a Marcial, un anciano de 87 años que le queremos en el vecindario como si fuera nuestro abuelo. Siempre era atento y hasta hace 4 años, le podías ver siempre de la mano con su mujer. Nunca tuvieron hijos, quizás por eso siempre eran tan amables con los niños y jóvenes del bloque.
Marcial lo pasó mal con el fallecimiento de su mujer, algo lógico después de una vida casados. El caso es que a raíz de una caída hará 3 meses, se le ve algo más apagado de lo normal. Aunque nadie por unas cosas o por otras puede hacerse cargo de él, sí que intentamos ver soluciones para su problema.
Un día vi en Internet un anuncio de viviendas para mayores en Barcelona y me puse a leer sobre este complejo. Erit club apartments se llamaba. No estaba demasiado lejos de nuestro barrio, ya que se situaba en Ciudad diagonal, una zona urbana, pero tranquila con muchas zonas verdes.
Marcial todavía tiene movilidad y autonomía, pero pensamos que mejor sería estar rodeado de gente de su edad y una serie de cuidados médicos, que en nuestros bloques es complicado que se lo puedan dar.
Una opción interesante
Hablando mi madre con él. Nos dijo que nunca fueron gastadores y que tenía dinerillo ahorrado, por lo que le presentamos esta opción sin más interés que él fuera feliz y volviera a sonreír conociendo gente nueva y encima con todas las comodidades. No estábamos seguros de si aceptaría o de como se lo tomaría, pero se fio de nosotros.
Aprovechamos el sábado por la mañana para visitar los apartamentos. Estos apartamentos tutelados son una interesante opción. Al final si puedes pagártelo, son unos apartamentos donde uno disfruta de unos servicios hoteleros de primer nivel donde disfrutar de una gastronomía de calidad y como no, de una monitorización médica.
En cuanto a ocio puedes optar por quedarte en tu habitación a ver la televisión, leer o lo que quieras o bajar a las zonas comunes y hacerlo con los demás residentes. Es una residencia que da bastante libertad y esto le gustó especialmente a Marcial.
Algo que le preocupaba especialmente eran sus posesiones. Desde el centro le dijeron que podía optar por amueblar él su apartamento o recurrir a los muebles que ya estaban. La visita terminó dándoles una semana de plaza para pensárselo.
Es complicado abandonar tu casa, pero nosotros y el resto de vecinos le prometimos que nos iba a tener todas las semanas prestos para visitarle, así que no nos íbamos a olvidar de él. En cuanto a los muebles, decidió quedarse con un mueble que era el favorito de su mujer y trasladó todos sus objetos personales al apartamento, algo a lo que le ayudamos los vecinos para que no se le hiciera más duro el paso.
Ahora que han pasado algunos meses, le vemos feliz e incluso tiene su círculo de amigos y alguna amiga especial, aunque como él dice, no pasa de ahí, pues el recuerdo de su “Marisa”, sigue presente. Es duro tener que dejar una parte de tu vida, pero ahora vive con más comodidades y pasa menos tiempo solo. Le vamos a visitar y al menos le vemos con una sonrisa. Así que, fue un acierto optar por Erit club apartment