Llegar a lo más alto, empresarialmente hablando, no es una tarea fácil puesto que depende de multitud de factores diferentes, y, aunque gran parte de ellos con esfuerzo y sacrificio los podemos poner de nuestro lado, en otros casos, también entra en juego un factor muy variable, la suerte, y es que por mucho que nos esforcemos y demos el ciento diez por cien de nosotros, si los clientes no nos responden tal y como esperamos, ahí, si que no podemos hacer nada, puesto que ellos son al fin y al cabo quienes nos van a dar de comer, es por ello que, por muy innovadora y original que sea una idea, si a los potenciales clientes no les agrada, es mejor que cambiemos el concepto, ya que de lo contrario, en un medio o largo plazo nos veremos echando el cierre a la persiana.