Puede parecer trivial, pero no lo es. Una sonrisa cuidada puede abrirte muchas puertas. Mientras que una dentadura en mal estado puede acarrearte problemas en el ámbito personal y social que impidan que desarrolles todo tu potencial. Mucho se ha hablado sobre este tema, quizás demasiado. Pero lo cierto es que el estado de nuestra dentadura transmite información a los demás.
En determinados procesos de selección de personal se tiene en cuenta la apariencia de la dentadura. Sobre todo en trabajos que se realizan cara al público. Digamos que no es un criterio determinante, pero se considera.
Si están contratando a un camarero para que lleve una cafetería o a una administrativa para que realice funciones de recepción en un despacho, si el candidato o candidata tiene los dientes apiñados, con manchas en el esmalte o le falta un diente, la persona que efectúa la entrevista laboral pone sus reparos a la hora de estudiar el curriculum.
La imagen física es el primer contacto con el exterior y el trabajador está representando a la empresa. Una bonita sonrisa predispone al posible cliente para iniciar una relación. Es una realidad, funciona así. No debemos darle la espalda.
Tener problemas graves en la dentadura afecta a la concepción que tenemos sobre nosotros mismos. Puede bajarnos la autoestima y autocensurarnos para mostrarnos tal como somos. De entrada, si no estamos contentos con nuestros dientes, evitamos sonreír. Proyectamos una imagen de seriedad y de tristeza que no se corresponde con nuestra personalidad. Nos cortamos para hacer en público determinados gestos que son naturales.
En la sociedad moderna, la dentadura ha pasado a ser considerada un rasgo de belleza. Esto, en algunos casos, ha generado obsesiones patológicas. Lo cierto es que un individuo con una bonita dentadura refleja que es un sujeto que se cuida, una persona sana y que lleva un estilo de vida saludable.
Como sucede en otras cosas en la vida, respecto a la estética dental la virtud está en el punto medio. Ni hay que obsesionarse con ella, ni hay que subestimarla. Vamos a verlo más en concreto.
El efecto social.
La doctora Silvia Medina comenta a la agencia de noticias Europa Press que la influencia de las redes sociales ha desencadenado un auge en la demanda de tratamientos de estética dental. Tratamientos como el de la sonrisa integral o el blanqueamiento dental están a la orden del día.
Muchas personas quieren parecerse a su influencer preferido. El cual, por cierto, tiene una boca perfecta. Esto conduce, entre otras cosas a buscar el blanco de dientes inmaculado. Esto tiene sus riesgos. La dentadura del ser humano, por razones genéticas, no tiene un blanco cegador. No es el blanco de la fachada de una casa. Más bien, el tono de nuestros dientes suele ser nacarado y es diferente en cada persona, como lo es el color de ojos. Esta obsesión por tener los dientes ultra-blancos puede llevar a los individuos a cometer imprudencias que terminen afectando a la salud de su dentadura.
Podemos pensar que la obsesión por la estética dental afecta solo a los jóvenes, pero no es cierto. Con la irrupción de Invisalign, la ortodoncia invisible, muchas personas de mediana edad corrieron a las clínicas dentales para someterse a tratamientos que en otras épocas se les aplicaba a los adolescentes. En muchos casos, se recurría a corregir malformaciones dentarias que se habían producido por un abandono de años.
La doctora Medina alerta que las clínicas han empezado a recibir pacientes con problemas dentales graves debido a que algunas personas se han sometido a tratamientos de estética dental en casa, sin la supervisión de un profesional.
Los laboratorios industriales se han percatado de la preocupación de la población por la apariencia de sus dientes y han visto en la estética dental un nicho altamente lucrativo. Estas empresas ponen en el mercado productos que simulan los tratamientos que se aplican en las clínicas dentales, como los geles blanqueadores con férula o el blanqueamiento por led. Pero, eso sí, sin que un profesional sanitario lo prescriba y supervise su evolución.
Efecto personal.
La web de la cadena británica BBC nos habla en un artículo de la dismorfia, la obsesión por tener una dentadura perfecta.
Nicole, de 32 años, le contó a la BBC, que no estaba obsesionada por sus dientes, pero que quería que fueran perfectos. La mujer británica se sometió a una serie de tratamientos de ortodoncia que le hicieron gastar miles de dólares en dos años.
Puede ser que estos tratamientos fueran necesarios, o no, desconocemos el caso. Lo que sí sabemos es que la dismorfia tiene una serie de efectos y manifestaciones sobre la salud mental de la persona.
El sujeto dismórfico sobredimensiona pequeños defectos físicos. Les da más importancia de la que tienen y se obsesiona con resolverlos. Esto le lleva a desarrollar un comportamiento excesivo con relación al defecto. Evita en público sonreír y reír, no quieren que le hagan fotografías y puede llegar a negarse a comer en restaurantes, para que la gente no se fije en sus dientes.
Otra de las características de estas personas es que muestran una insatisfacción inconsistente con respecto a los procedimientos y tratamientos dentales. Nunca están satisfechas con el resultado, pero son incapaces de verbalizar sus expectativas.
Todo esto le puede llevar a someterse a tratamientos innecesarios, a cuestionar por sistema a los profesionales y a visitar múltiples clínicas sin terminar contenta con ninguna de ellas.
También hay que evidenciar la posición contraria. Personas que se desentienden de los problemas en su dentadura y los van dejando pasar. Bien porque consideran que ir al dentista supone gasto innecesario o porque simplemente le restan importancia.
Todos los odontólogos coinciden en señalar que los problemas dentales son acumulativos y que las enfermedades bucales se agravan con el tiempo. La mejor medicina dental es la preventiva y la manera más efectiva de atajar las enfermedades en la boca es afrontarlas en sus primeras etapas.
Tratamientos para cuidar nuestra sonrisa.
Los odontólogos de H. Q. Tenerife, una red de clínicas dentales del sur de esta isla canaria, con una larga experiencia en la aplicación de tratamientos de estética dental como el blanqueamiento dental y las carillas, insisten en recalcarnos que la estética dental no solo es una cuestión de apariencia, también es de salud. El odontólogo que aplica un tratamiento de este tipo vela en primer lugar por el buen estado de los dientes.
Esto es importante, porque algunos tratamientos como el blanqueamiento dental si no se aplica con cuidado, puede desgastar el esmalte del diente, exponiendo la dentina, una parte interna más blanda.
No son pocas las personas, que tras haber intentado blanquear los dientes por su cuenta han terminado sufriendo hipersensibilidad dental, dolores ante el consumo de alimentos fríos o calientes, o se han acelerado sus caries.
En cuanto a los tratamientos para mejorar nuestra sonrisa vamos a comentar dos de ellos, haciendo especial hincapié en la supervisión sanitaria.
- Blanqueamiento dental.
Respecto al blanqueamiento dental existen dos métodos. El blanqueamiento con led y el blanqueamiento ambulatorio. El blanqueamiento con led permite bajar varios tonos la dentadura del paciente en unas pocas sesiones. El dentista aplica sobre la dentadura del paciente un gel especial que contiene peróxido de hidrógeno o de carbamida. El gel se reactiva por medio de un haz de luz. Este tratamiento, rápido y efectivo, no se puede aplicar en personas que padecen enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis, en pacientes con caries y en mujeres embarazadas.
El otro sistema es el método ambulatorio. En este caso, el dentista recetará un gel blanqueador, que el paciente se colocará sobre los dientes todas las noches y cubrirá con una férula plástica. La férula está fabricada a medida. Si no fuera así, el apósito produciría desplazamientos y malformaciones dentarias. Cada mañana, al despertar, el paciente retirará la férula y realizará su rutina habitual de higiene dental.
Este tratamiento está supervisado por el facultativo, el cual, además de valorar la progresión, analizará en todo momento el estado de los dientes originales.
- Carillas dentales.
Este es uno de los tratamientos más importantes de estética y restauración dental. Son pequeñas láminas que se colocan sobre los dientes originales para reforzarlos, protegerlos y corregir determinados fallos estéticos.
Con las carillas podemos proteger un diente que tiene una fisura y evitar que se rompa. Podemos igualar el tamaño de las piezas dentales, ocultar manchas en el esmalte que son difíciles de eliminar o corregir un diastema. Un espacio excesivamente grande entre los dientes incisivos de la arcada superior. Un defecto estético bastante frecuente en la población.
Las carillas pueden fabricarse en porcelana, imitando la forma y el color de los dientes del paciente, o pulirse con composite, una resina biocompatible que se coloca directamente sobre el diente y que el odontólogo va dando forma por medio de micro-fresas.
Con todo esto queremos decir que cuidar y mejorar la apariencia de nuestros dientes es importante, pero debemos hacerlo siempre bajo la supervisión de un dentista.