Coworking

Cómo han cambiado los tiempos, y no es necesario volver la vista atrás demasiados años para notar esa diferencia. Estaremos todos de acuerdo, me imagino, en que Internet revolucionó muchos ámbitos, pero sobre todo el sector comercial y el mundo de las empresas. Por ejemplo, hace algunos años era totalmente impensable tener una oficina totalmente operativa sin nuestra presencia física, mientras que hoy, a través de las oficinas virtuales que nos ofrecen compañías como Mitre 126, nuestra empresa puede tener reuniones, recibir visitas profesionales, y dar una imagen más profesional y a nivel internacional.

Actualmente, debido a la crisis que estamos viviendo y a la situación económica de algunos profesionales autónomos, sobre todo los que se están iniciando en su actividad, así como las empresas que están en pleno desarrollo e intentan su expansión, no todos los trabajadores y empresarios cuentan con los medios económicos suficientes para poder abrir su propia oficina con el equipamiento necesario, o para contratar personal suficiente para cubrir los diversos departamentos que hacen falta, como comercial, financiero o administrativo, y para ello cada vez está más en auge asociarse para compartir locales de oficinas, salas de reuniones, e incluso personal administrativo, comercial o asesores, así como marketing. Con ello se consiguen reducir gastos de mantenimiento, compartir ideas, proyectos, formación, entrar en contacto con nuevos empresarios logrando una nueva oportunidad de negocio, etc. Este nuevo movimiento, que reúne a profesionales y empresarios en un mismo espacio, sin compartir empresa y que no tienen porque ser del mismo sector de actividad, es lo que se ha dado en llamar coworking, una práctica bastante utilizada en Estados Unidos y que se está expandiendo en España con mucha rapidez y muy buenos resultados. En este movimiento, digamos de cooperativa, existe una figura que es la del gestor. Este hace las veces de nexo de unión o colaboración de unos empresarios con otros, y ayuda a crear el clima de confianza entre unos y otros.

Ventajas

Flexibilidad de uso. Los espacios de coworking ofrecen diferentes planes en función de las horas que necesites y, además, no suelen requerir contratos largos (en la mayoría, puedes estar un solo mes si quieres).

Espacio propio. Proporcionan un espacio profesional de trabajo que motiva, te hace ser más productivo. Disponen de salas de reuniones para recibir a los clientes y realizar presentaciones.

Sin interferencias. Es más fácil lograr una rutina de trabajo profesional.

Más relaciones. Los gestores de espacios de coworking trabajan activamente para crear relaciones entre los coworkers y los contactos externos, y así descubrir oportunidades.

Mejores redes. Aumentas tus redes de contactos sin esfuerzo, tan sólo hablando con los otros coworkers durante la comida, los cafés o en cualquier evento.

En su momento. La conciliación entre trabajo y vida familiar y personal mejora.

Inconvenientes

¿Demasiado ruido? Si estás acostumbrado a trabajar en absoluto silencio, te lo puede parecer. En todo caso, no más que en una oficina donde también hay otras personas trabajando contigo. Un buen truco: los cascos. Con música o sin ella. Te ayudarán a concentrarte mejor y evitará que los demás se lancen a charlar contigo.

¿Silencio monacal? Si en tu espacio de coworking trabajan tan calladitos como en una biblioteca, te puede resultar incómodo quebrar el silencio para hacer llamadas.

¿Bendita soledad? Si trabajas mejor sin compañía alguna, puede que esto no sea lo tuyo; al menos en un plan a tiempo completo. Tendrás que valorar ir a uno más pequeño, de un día por semana. Por ejemplo.

No hay secretos. Obvio, pierdes privacidad en tus llamadas de teléfono. Aunque los demás estén a lo suyo, pueden oírte. Si tienes que mantener una conversación que exija discreción, puedes realizar tu llamada fuera de la zona común en una sala de reuniones que no esté ocupada.

Un Ejemplo

Un claro ejemplo de esta figura y como se aplica a nivel cotidiano lo vi hace una semana en mi ciudad. Hace tiempo que, por problemas en un pie, tengo que ir a revisión anual al podólogo. Su clínica la tiene situada en un local comercial donde pasaba consulta él solo con una auxiliar que hacía las veces de recepcionista o telefonista, llevaba su agenda de trabajo y le ayudaba en la clínica cuando lo necesitaba. La semana pasada, cuando volví para mi revisión, me encontré con que, aparte del podólogo, había una clínica dental, un psicólogo, un fisioterapeuta y un oculista. Sorprendida por el cambio, le pregunté al doctor y me explicó que su hermana había estudiado fisioterapia y que estaba buscando un lugar donde empezar a ejercer su profesión. Como él ya estaba instalado en ese local de su propiedad, tenía una clientela fija y era conocido, le ofreció a su hermana colocar sus clínica en una parte del local, pues era lo suficientemente grande para los dos, y así poder compartir gastos de electricidad, teléfono, recepcionista, etc., lo cual a su hermana que se iniciaba en su actividad profesional le resultaba genial, pues aparte del tema económico también se daría a conocer más rápidamente a nivel profesional. Resultó tan buena esta asociación, me contaba, que les surgió la oportunidad de poder comprar el local contiguo y así lo hicieron. Lo compartimentaron en despachos y se los alquilaron a varios profesionales, un oculista, un psicólogo y un odontólogo, donde instalaron sus clínicas, y por supuesto comparten gastos. Mi podólogo estaba encantado, comentaba que era lo mejor que había hecho, pues con el mismo nivel de trabajo e ingresos sus gastos eran muchísimo menores y estaba reclutando más clientes.

El compartir está de moda. Compartimos vehículos para ir al lugar de trabajo, para viajar, para el transporte de mercancías… Compartimos pisos de estudiantes, las personas de la tercera edad también buscan compartir piso no solamente por necesidades económicas, sino también por la compañía para evitar problemas de soledad y aislamiento social… En fin, que los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos.

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