Hola a todos. Soy decoradora y hace poco, indagando por Internet en búsqueda de cerámicas que tenía en mente pero que no encontraba por ninguna parte, caí de repente sobre la web de Cerámica a Mano Alzada, una tienda de cerámica online para arquitectura cuyo concepto novedoso y original me encantó. ¡Era exactamente lo que yo buscaba! A saber, alguien que hiciera realidad mis sueños produciendo las cerámicas que yo había imaginado. Personalmente, me encantan no sólo las cerámicas sino también las celosías. Son verdaderamente unas piezas emblemáticas dentro del mundo de la arquitectura. Crean un ambiente intimista y a la vez voyeur de lo más peculiar: ver sin ser visto… ¡Qué emoción! Asimismo, permiten tamizar la luz y dejan penetrar el aire. Lo cual en verano se agradece. Son para mí unas piezas de gran valor arquitectónico pero también sentimental, quizá ello sea debido en parte a mis orígenes. Os explico…
Una mezcla de culturas que me ha aportado y enriquecido mucho
Me llamo Aaminah, lo cual significa en árabe “dama de paz y armonía”. Mis padres decidieron ponerme este nombre de origen musulmán porque para ellos simbolizaba y era –en cierto modo– el resultado del amor que sentían el uno por el otro, un amor hecho de respeto y tolerancia por las creencias, usos, costumbres y gustos de cada uno. Pues, mi padre es argelino y musulmán, y mi madre española y cristiana. Llevan casados más de medio siglo… Esta mezcla de culturas me ha aportado y enriquecido mucho, tanto a nivel personal como general, y es lo que ha forjado mis gustos, personalidad y lo que ha dado forma a la persona que hoy en día soy. Para mí es una suerte, pues eso me ha permitido, creo yo, ser más tolerante y abierta hacia los demás.
Además, culturalmente hablando, ello me ha permitido aprender y conocer bellas costumbres y usos peculiares de ambas culturas. Y una de ellas, es por supuesto el gusto exquisito que tenían mis antepasados musulmanes en materia de arquitectura. La denominada arquitectura islámica es prueba de ello, una arquitectura cuya “Santísima Trinidad” queda reflejada en la columna, el arco y la cúpula. Por si no lo sabéis, también se le conoce como la “arquitectura del velo”, porque la belleza es “mentirosa” y por ello queda representada en los espacios interiores (patios y cuartos) y, por esa misma razón, son invisibles desde el exterior (con una perspectiva de calle).
Y bueno, mi pasión por las celosías no pienso que sólo sea debido a la peculiaridad y belleza de sus extrañas formas y diseños, sino también al aire de misterio que transmiten dichos elementos. Me acuerdo por ejemplo que durante mi época adolescente me dio por indagar acerca de una parte desconocida de mis raíces, y por ello me puse a leer libros de autores árabes. Fue por aquel entonces cuando descubrí al genial y novelizado escritor egipcio Naghib Mahfuz, cuya obra titulada “Tras la celosía” me impactó mucho, novela en la cual este tipo de estructura formaba parte integrante de la trama de la historia, proporcionándome a mí, como lectora, una sensación de asfixia pero paradójicamente de gran libertad a la vez… También leí a Fátima Mernissi, una gran figura del feminismo árabe que nació y se crió dentro de un harén y cuyo libro “Sueños en el umbral” me en-cantó, novela en la cual, al igual que en la de Mahfuz, las celosías jugaban un papel importante, por no decir de primer orden, en el relato. Parecía pues ser algo necesario y recurrente. ¡Por ello creo que mi amor por las celosías de cerámicas surgió entonces!
En resumidas cuentas, todo ello para deciros que por fin he encontrado un sitio web en el que encargar las celosías de cerámica que había imaginado. A saber, en la tienda online Cerámica a Mano Alzada, en la que se ocupan de seguir toda la cadena de proceso: desde el desarrollo y producción, hasta la búsqueda del producto industrial adecuado para todo tipo de proyecto, haciendo oficio de cierto modo de interlocutor entre el fabricante y el cliente. Además, si las celosías que has imaginado no las encuentras dentro del amplio catálogo de la tienda, Miguel Bartolomé (el creador y promotor de la firma) te propone consultarle y en un plazo de veinticuatro horas te promete una solución a tu dilema diseñándote un prototipo siguiendo tus indicaciones y basándose en tus gustos. ¿Qué más puedes pedir? Yo… ¡Nada!