No soy yo de esos que van dando consejos ni recomendaciones. Es más, suelo huir de ellos. No creo en esas personas que te recomiendan los mejores restaurantes, los mejores lugares para visitar o simplemente sus preferencias en libros. Y es que al final, es eso. Simples gustos de cada uno. El otro día leí un tuit muy divertido sobre las famosas estrellas Michelín que se entregan a los mejores restaurantes. Decía algo así (espero no estropearlo), de que en qué momento comenzó una empresa de venta de ruedas a decirnos qué restaurantes eran los mejores.
Algo divertido pero que refleja la verdad. Así lo pienso yo. Al final, esto es cuestión de gustos y cada uno puede elegir ir dónde quiera. Para mí me puede parecer el mejor restaurante del mundo un lugar perdido en la montaña palentina donde una mujer cocina caza de primera. Pues así con todo. Lo importante es respetar lo que se haga en todos los sitios. Y más ahora que he comprobado que algunas personas amenazan a los restaurantes con poner comentarios pésimos sobre ellos en las páginas de recomendaciones. Qué rastrero me parece. ¿Verdad?
Pues bien, volviendo a lo de las recomendaciones, yo os quiero dar una de corazón. No gano nada con ello, pero creo que está bien compartir con el resto de las personas, los lugares donde disfrutamos. En mi caso se llama Hotel Mercer Sevilla, donde acabo de estar alojado en estos días de Semana Santa.
Un hotel de lujo
Empezaré por la habitación, que creo que es siempre lo que más interesa. La habitación de 35 metros cuadrados tiene vistas al jardín vertical, con el suelo de madera de roble, mobiliario de lujo, una cama Queen Size, baño de diseño, ducha con efecto lluvia, complementos de baño Molton Brown, TV con canales internacionales, y detalles como la cafetera Nespresso y tetera, con selección de cafés y tes gratuita. Al igual que el Minibar y el wifi. Una gozada.
Además se ha realizado sobre la reforma arquitectónica de la Casa Palacio Castelar. Y el equipo de interioristas de Mercer ha sido el responsable de seleccionar todos y cada uno de los detalles del hotel: mobiliario, iluminación, arte, telas y colores, con el diseño exquisito y característico del inimitable estilo, que ya cuenta con los mejores hoteles en Barcelona. Y es que yo venía recomendado por un amigo que estuvo allí.
Se entra a través de una impresionante escalinata, se accede al hall del hotel, un bello patio central cubierto por una espectacular cúpula que baña el espacio de luz natural y armonía. En el patio puedes ver los arcos y los techos altos de la planta noble del antiguo palacete. Y en centro del hall hay una fuente que es una delicia para la vista y para el oído.
Tengo claro que cuando vuelva a Sevilla otra vez me pienso alojar en él. Ahora bien, espero que el resultado final sea mejor, ya que yo acudí para ver el partido entre el Sevilla Atlético y el Real Valladolid y me llevé media docena de goles en la mochila. Qué desastre. Al menos, el color de Sevilla y de su gente me hizo pasar unos días previos de Semana Santa que nunca podré olvidar. Así que si te quieres aconsejar por mí, ya sabes dónde ir.