Según las estadísticas de Eurostat entre 2013 y 2018 el número de empleos de la zona Euro ha aumentó en casi nueve millones, pero de esta cifra, una nada despreciable cifra de seis con cuatro millones de puestos de empleo, están ocupados por mayores de cincuenta y cinco años. Estas cifras muestran un claro titular: el mercado laboral europeo envejece.
El Banco Central Europeo, en su informe anual, alerta de que según el análisis del crecimiento de empleo sufrido durante la recuperación económica existe una elevada concentración en las personas de más edad. De hecho, alrededor de tres cuartas partes del crecimiento acumulado del empleo se corresponde a ciudadanos en la franja de entre cincuenta y cinco y setenta y cinco años.
La razón principal no es otra que el Baby Boom, pues todos aquellos integrantes de esta generación se han incorporado a esa franja de edad, recomponiendo la distribución por generaciones. Otra de las causas es que existe una mayor formación y que las reformas de pensiones han hecho que se alargue considerablemente la vida laboral.
Los economistas sostienen que el aumento de productividad y las mejoras tecnológicas han conseguido, y pueden conseguir, que los niveles de calidad de vida sean altos incluso si la población envejece. Pero lo que no se conoce son los efectos que se generará por el envejecimiento de la generación del Baby Boom junto con el hecho de que las personas cada vez viven más y existe una menor tasa de natalidad. Parece que tenemos el coctel perfecto para obtener una futura coyuntura económica.
El problema al que vamos a tener que enfrentarnos es la llegada al final de la vida laboral de la generación del baby boom. Y es que si se comparan por edades el aumento de empleo en la eurozona, tres de cada cuatro puestos de trabajo, están ocupados por personas mayores de cincuenta y cinco años. A lo que vamos a asistir es a una regulación del mercado, pues la estructura de población dejará de ser una pirámida para formar una hucha al llegar el baby boom a las edades de jubilación.
Y hay que atender al hecho de que España lleva un retraso en esta regularización, ya que quedó fuera del Plan Marshal, y debido a ello la relación resulta menor, si bien es alta, pues un 43% del aumento del empleo en la recuperación se corresponde a persona personas que superan los cincuenta y cuatro años según estadísticas del INE, y llega a subir al sesenta por ciento cuando se toman datos de mayores de cuarenta y nueve años.
El recambio generacional en peligro
Con todo lo dicho hasta ahora nos encontramos con que el gran núcleo de la población va dejar a las generaciones más jóvenes en una situación en la que no sólo el empleo va a ser una de los grandes sistemas que cambiar, sino también (y quizá el más importante) habrá que modificar el sistema de pensiones. El sistema español actual de solidaridad no parece el más efectivo para mantener el pago de las pensiones, y los partidos políticos tendrán que ponerse de acuerdo para no dejar en la estacada a todos aquellos ciudadanos con derecho a la pensión de jubilación.
Por otro lado, la sociedad ya se está adaptando a esta situación en la que los mayores se jubilarán y dispondrán de muchos años para disfrutar de la vida, ya que la calidad de la misma será mayor. En este sentido, vamos a poner el foco en uno de los servicios más reclamados por muchas familias, las residencias de ancianos.
Las residencias de ancianos son una muestra del tipo de la sociedad en la que vivimos, y con ello no queremos decir que a menor número de ancianos mejor sociedad. Pues cada familia tiene unas necesidades concretas, y no todas las personas mayores quieren depender de los hijos.