Invertir en países que están en vías de desarrollo puede traer un elenco de ventajas que pocos nos imaginamos. Para ello, hay que tener claro cuál es el momento exacto para depositar dinero en el otro país y es verdad que eso nunca es fácil. Si se hacen bien las cosas, conseguir una rentabilidad importarte es posible. Para ello, la información juega un papel fundamental.
Si nos atenemos a los acontecimientos que nos ha dejado la Historia en el último siglo, vemos como se han producido grandes inversiones en países extranjeros. La más importante quizá sea el Plan Marshall, por el cual Estados Unidos prestó dinero a países como Alemania, Francia o Gran Bretaña para que repararan sus industrias tras el final de la II Guerra Mundial y reactivaran de esta manera su actividad comercial cuanto antes. El resultado fue del todo exitoso tanto para quien recibió el dinero (Europa se re-industrializó) como para el que lo prestó (Estados Unidos recibió un interés).
Varias décadas después de aquel Plan Marshall, existe un flujo de inversiones que llegan a todos los países del mundo. China se ha erigido en todo un líder en esta materia y frecuentemente estamos observando cómo diferentes grupos empresariales de aquel país meten dinero en entidades españolas. En mi caso personal, he apostado por lo contrario: invertir dinero en empresas del gigante asiático debido a que éste se va a convertir (si no lo es ya) en el país más potente del mundo. En otras palabras, sus compañías tienen una alta probabilidad de ser rentables.
Sin embargo, está claro que no podemos jugarnos nuestro dinero en cualquier sector. Hay que apostar por algo en lo que confiemos de verdad y, desde mi punto de vista, uno de los sectores que más van a crecer en China durante los próximos años es el tecnológico. Desde luego, en ciudades como Pekín o Shanghai no hará falta una inversión muy grande en esta materia porque ya cuentan con un aparato tecnológico importante. Creo que es en otro tipo de ciudades donde la tecnología está destinada a vivir su particular ‘boom’.
Existe una empresa china que se dedica a la instalación y reparación de ordenadores en dichas ciudades. Es ahí donde he realizado mi inversión para obtener beneficios. La empresa necesitaba capital privado y de la mano de Cofides yo he podido proporcionárselo. Cofides es una empresa dedicada a fomentar la inversión española más allá de nuestras fronteras y, después de haber presentado mi idea ante ellos, depositaron en mí su confianza al prestarme el dinero necesario para realizar la fuerte inversión en la entidad de mis socios chinos.
Rentabilidad garantizada
Mis socios están desarrollando un trabajo muy interesante. Su negocio llega a muchas importantes urbes del país que poco a poco se van subiendo al carro de las nuevas tecnologías. La población china quiere conectarse con el mundo a través de ellas y por eso hay muchas familias que compran ordenadores, móviles o incluso tablets. Eso se traduce en trabajo y dinero para mis socios y tiene, por supuesto, consecuencias positivas para mis ganancias.
Es verdad que China es un país que plantea sus dudas por el régimen político en el que se ve inmersa. Pero, aunque esta es una característica fundamental que define al país, debemos ser conscientes de que este sistema no será perpetuo y habrá un momento en el que su caída sea mucho más probable. Aunque quizá es esto lo que le hace falta al país para ser el más importante del mundo, las relaciones de negocios son posibles y son rentables si, como apuntaba al principio del artículo, se tiene la información correcta.
Me siento afortunado, porque no solo contaba con esa información sino que, además, contaba con el apoyo monetario para poder desarrollar mi idea de colaboración con los chinos. Esto se lo debo a una entidad como Cofides, que confió en mí en todo momento y que permite a los españoles tener una presencia internacional que no solo es muy beneficiosa para ellos de manera personal sino que también lo es para nuestro país.