La celebración de una boda es el evento más importante de la vida de dos personas que se quieren y que desean pasar el resto de su existencia en mutua compañía. Un evento así merece ser tratado con el respeto que merece y contar con los servicios más óptimos para procurar que todo salga bien y que ningún imprevisto amargue la fiesta de las dos familias.
Conseguir esto conlleva una serie de tiempo y de preocupaciones que en ocasiones hacen que los novios deseen que el evento se desarrolle lo más rápido posible. Una auténtica lástima si tenemos en cuenta que este es uno de los acontecimientos que marcará el resto de nuestra vida y que deberíamos saborear segundo a segundo, sin nada por lo que temer.
Como en el municipio en el que mi hermano y yo vivimos, pertenenciente a la Comunidad de Madrid, detectamos que ese tipo de situaciones no sucedían, decidimos abrir una agencia matrimonial que se encargara de proporcionar a las parejas que quisiesen casarse un servicio absolutamente completo para hacer de su día un día inolvidable. No teníamos competencia en el lugar y, habida cuenta de que proporcionábamos un servicio que a mucha gente le hacía falta, teníamos la sensación de que íbamos a triunfar.
Sin embargo, tendríamos que hacer de nuestro servicio algo completamente espectacular, cosa que deberíamos trabajar mucho. Tendríamos que estar pendientes de un montón de detalles para conseguir labrarnos una imagen y hacer de nuestro negocio algo realmente rentable y duradero. Y la verdad era que estábamos completamente convencidos de que algo se nos iba a escapar. El tiempo así nos lo confirmó.
El servicio que le ofrecimos a la primera pareja que acudió a nosotros nos sirvió para darnos cuenta de lo que fallaba. En todas las bodas suele hacerse gala de un coche de novios que le dé otro puntito más de glamour al evento. En este asunto nuestra empresa cojeaba y tanto mi hermano como yo sabíamos de sobra que deberíamos encontrar una solución rápida y eficaz para poder ofrecerle a aquella pareja la boda que tanto deseaba y por la que nos iba a pagar un buen dinero.
¿Cómo resolver esta problemática? Nos pusimos manos a la obra para la contratación de un coche para novios y tuvimos suerte al visitar la página web de Licencias VTC Madrid, en la que se ofrecía un servicio como el que nosotros no podíamos ofrecer y que sin duda alguna complementaría todas aquellas actividades que nosotros sí que podíamos desempeñar. Después de conocer sus precios y de ser conscientes de la calidad de los coches (con chófer, por cierto) que facilitaban, lo vimos claro y contactamos.
La felicidad de nuestros clientes, lo primordial
Les comentamos a los profesionales de Licencias VTC Madrid el tipo de necesidad que teníamos y nos garantizaron un servicio completo y con el que nuestros clientes se sentirían muy cómodos en el día más grande de su vida. Ellos nos proporcionarían coche y chófer a un precio económico, algo que nos permitía mantener un margen de beneficios aceptable para nuestros intereses sin hacer de nuestro servicio algo sumamente caro.
Ha pasado aproximadamente un año desde que dimos vida a nuestro negocio y la verdad es que no nos podemos quejar de los resultados que venimos obteniendo. Los clientes se sienten contentos con nosotros y disfrutan relajados de un día memorable. Como consecuencia, la imagen del negocio es impoluta y ya hemos recibido encargos para organizar bodas más allá de los límites de nuestro pueblo.
En cuanto al servicio que nos facilita Licencias VTC Madrid, es justo decir que es una de las claves de nuestro éxito. La comodidad que se vive en el interior del vehículo lo facilita todo: allana los nervios y hace menos tensa la espera de los novios hasta que llegan al altar. Un servicio así es mucho más importante de lo que parece. Los clientes, desde luego, lo valoran muchísimo. Si lo hacen es por algo. Y es que cliente siempre lleva la razón, ¿no es así?