El fin del verano nos recuerda que tenemos que revisar los neumáticos

Para muchos trabajadores el verano finaliza con septiembre, y con ello empieza la preparación de la temporada de otoño, lo que significa que hay que cuidar varios aspectos importantes de los vehículos, ya que en la empresa la efectividad se basa en el buen funcionamiento de los vehículos que componen el parque.

Pensemos en una empresa de logística, aquí lo más importante es que los diferentes coches, furgonetas y camiones lleguen a tiempo a sus destinos para entregar la mercancía. Ello supone que el conductor debe de estar focalizado en la conducción, y para ello es muy importante el confort dentro del coche.

Existen varios puntos del vehículo que hay que comprobar antes de que llegue el frío, y no solo hablamos de la carga del aire acondicionado (que deberías haber revisado en mayo antes del calor), sino que el elemento principal son los neumáticos, parte fundamental para la conducción segura.

Un neumático en mal estado puede hacer que el coche sea más difícil y peligroso para conducir, pero no solo pasa esto en coches. Tengamos en cuenta que los tractores y camiones llevan ruedas grandes que se fabrican mediante procedimientos avanzados de vulcanizado, pero que como todo se desgastan con el tiempo, y cambiarlo en el momento adecuado es una inversión que genera un beneficio directo en la seguridad.

Y hablando de vulcanizado, que es el procedimiento por el cual se fabrican los neumáticos, tenemos que decir que hay empresas españolas especializadas en este procedimiento, como es el caso de Ruedas Llopis, un fabricante de losetas de caucho y ruedas industriales con más de quince años de experiencia, que permite revisar su catálogo en su tienda online.

Por tanto, para cuidar del estado de los neumáticos de los vehículos de empresa vamos a ver los diferentes puntos en los que debemos fijarnos para saber si tenemos que cambiarlos en septiembre, o si pueden aguantar un año más. Recuerda que cambiar los neumáticos no es un gasto, sino una inversión en seguridad.

Qué puntos nos indican que hay que cambiar los neumáticos

Presión incorrecta. Consiste en mantener la presión correcta ya que ayuda a que el neumático se mantenga “saludable”. Circular con una presión inferior a la recomendada reduce la estabilidad, aumenta el peligro de pérdida repentina de aire y el consumo de combustible del vehículo. Una presión excesiva provoca un desgaste prematuro por el centro, reduciendo su vida útil. Además, al reducirse la superficie de contacto se puede producir una pérdida de adherencia, una mayor incidencia de impactos de objetos ajenos, más incomodidad de la conducción y más vibraciones.

Cristalización. La cristalización del neumático indica que éste no está en buen estado. Los neumáticos se cristalizan en vehículos que pasan mucho tiempo a la intemperie, sobre todo por altas temperaturas, por el envejecimiento por edad y aquellos que reciban mucha radiación solar. En estas circunstancias es recomendable evitar que los neumáticos reciban mucha radiación solar, se expongan a temperaturas extremas y evitar el uso de neumáticos con más de diez años de edad.

Desgaste excesivo. Un neumático desgastado pierde adherencia, sobre todo en suelo mojado. La normativa establece que la profundidad del dibujo de la banda de rodadura no debe ser inferior a 1,6 milímetros aunque, para un mayor agarre y seguridad. Es recomendable no utilizar un neumático desgastado con una profundidad del dibujo inferior a los 3 mm, especialmente con condiciones meteorológicas adversas ya que, con el suelo mojado, un neumático desgastado aumenta radicalmente el riesgo de aquaplanning y de alargar la frenada de forma alarmante.

Bultos, cortes, roces, bordillazos. En caso de que el neumático presente alguna de estas anomalías, se debería visitar a un especialista para que los revise y evalúe los daños, y si procede, realizar su sustitución. Para alargar la vida útil de los neumáticos hay que evitar golpes pronunciados. Es de vital importancia no intentar reparar los neumáticos con estas u otras anomalías.

La edad. Los neumáticos se deterioran con el paso del tiempo y pierden prestaciones por lo que, aunque no tienen fecha de caducidad, se aconseja cambiarlos cuando pasan 10 años desde su fecha de fabricación, aunque no se hayan utilizado o visualmente no estén en mal estado.