Es curioso cómo cuando nos empeñamos en pensar las cosas mucho para no meter la pata acabamos pasando por alto cosas demasiado simples. Una amiga mía acaba de montar un pequeño negocio de chucherías, juguetes y disfraces para los más pequeños, algo muy parecido a La casa de los disfraces, una tienda online donde podrás encontrar todo lo que necesitas para los más pequeños o tu fiesta de disfraces sin moverte de casa.
Obviamente la tienda de mi amiga es mucho más pequeña y hablamos de una tienda de barrio pero se puede decir que siguen el mismo estilo. Y el caso es que la pobre muchacha llevaba casi un año pensando cómo invertir unos ahorros que tenía de modo que estos le generaran un puestecito de trabajo y algunos beneficios a largo plazo pero no se terminaba de lanzar a nada porque siempre encontraba demasiados contras al respecto. Así que seguía pensando.
Un día, mi sobrina de 6 años que se había quedado en mi casa porque sus padres habían salido, se empeñó en que pensáramos juntas cómo celebrar su próximo cumpleaños para el cual aún quedaban casi dos meses, pero bueno… cosas de niños, y mi amiga se encontraba conmigo tomando café en la terraza. El caso es que cuando la pequeña empezó a decir que quería ir de princesa, y que quería muchas chuches y decoración y no sé cuántas cosas más que se le ocurrieron en menos de medio minuto tanto mi amiga como yo tuvimos la misma idea.
Nos pasamos la vida, siendo niños, jugando a disfrazarnos, disfrutando de cada golosina que nos llevamos a la boda e ilusionados por cualquier evento cuyo objetivo seamos nosotros, lo niños, y ahora, que eres adulto ¿olvidamos todo eso?
Montar un negocio de la nada no es sencillo, y os puedo asegurar que éste no habría funcionado si simplemente hubiera montado la tiendecita y hubiera esperado a que entraran clientes, adultos o niños, pero no fue así. Empezamos a montar promociones de cumpleaños, de fiestas de verano para urbanizaciones, de despedidas de soltero/a para adultos y todo lo que se nos pasó por la cabeza. Incluíamos paquetes de disfraces sólo, disfraces y gominolas, decoración… e incluso montamos un paquete en el que íbamos nosotras mismas a decorar el local o lugar donde fuera a realizarse el evento por un módico precio.
Pues bien, todo eso se fue repartiendo por el barrio y luego por zonas de playa donde hay apartamentos y urbanizaciones con piscina. Mi novio llevó también varios montoncitos de publicidad a las iglesias de los barrios más cercanos donde el párroco aceptó con gusto dejarlos a la entrada para posibles familias que quisieran contratarnos para comuniones o bautizos y hoy por hoy, tras 7 meses de estar abierta, el negocio de mi amiga tiene ya beneficios y parece que va viento en popa. A lo mejor debería pedirle un porcentaje par ami sobrina por ser la generadora de la idea ¿no? Jejejeje.
El caso es que hay muchas ideas buenas, y malas, pero en mi opinión además del emplazamiento y del tipo de público al que te dirijas el hecho de que funcione o no el negocio no depende sólo de una buena auditoría, sino de las ganas e ideas que esté diespueto a poner en marcha el propietario o el trabajador de dicho negocio.