Diseñar un ambiente de trabajo, sea una oficina, un centro de producción, un taller o un punto de venta, no es simplemente distribuir los espacios, la maquinaria y los muebles de manera coherente y estética como en los catálogos. Cada vez se da más importancia al factor humano. De ahí que, junto a un buen aprovechamiento de los espacios y una utilización racional de los recursos, se tengan en cuenta el confort y el bienestar de los trabajadores. Por ello, este tipo de diseño debe estudiar múltiples aspectos técnicos y logísticos: orientación, distribución y circulación en los espacios, materiales, ergonomía, seguridad, iluminación, acústica, color, confort, climatización, telemática, comunicaciones, imagen corporativa, etc. Algunos estudios han corroborado que estos aspectos influyen mucho en el rendimiento de los trabajadores.